“No sé por qué estoy gordo, ¡si casi no como!” Muchos médicos escuchan esta expresión cuando
interrogan a un paciente con obesidad y quieren saber por qué llegó a ella. Los obesos tienden
a minimizar lo que comen por un defecto en la cognición (darse cuenta de) relacionado con la
imagen que cada quien tiene de sí mismo, la cual no siempre es compartida por los demás. Esta
situación se conoce como distorsión cognitiva y no sólo ocurre en el obeso: el insomne exagera
el número de horas que no duerme, en tanto que el drogadicto minimiza las pastillas ingeridas y el
alcohólico las copas que ha bebido. Si se pide al obeso llevar una especie de diario y registrar los
alimentos que consume, anotando la hora y el sitio donde los come, así como el sentimiento que
experimenta mientras lo hace, resulta que el primer sorprendido es él mismo, cuando se percata
del número de veces que se sirve el mismo guisado, de los litros de refresco que bebe, las tortillas
que consume, etcétera.


En sentido estricto, la obesidad no es una adicción, pero sí comparte muchos aspectos con
este tipo de enfermedad en que el organismo depende de una sustancia extraña, lo que produce
conductas específi cas como almacenar comida, tener cajones llenos de golosinas o bien esconderlas debajo de la cama, en el buró de noche, el automóvil, la ofi cina, etc. Todos los sitios
que frecuenta el obeso están llenos de alimentos. Otro ejemplo de la relación entre adicción a las
drogas y obesidad son las conductas compulsivas, el inicio del consumo y la difi cultad para detenerlo, o la sensación de pérdida de control (un ejemplo son los atracones).

Al igual que el adicto a las drogas, el obeso tiene una conducta de búsqueda de cierta comida, aquella que tiene muchas calorías, como carbohidratos (dulces, pasteles, helados, refrescos) y grasas (todas las frituras de la
comida “chatarra”). Este tipo de alimento tiene un efecto placentero que refuerza la conducta.31
En mayo de 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un estudio sobre
la obesidad, que desde 1998 se había declarado como epidemia. El estudio motivó una serie de
protestas de las industrias trasnacionales productoras de alimentos y comidas rápidas, las cuales
sostenían que la epidemia no era su responsabilidad, con argumentos como los reproducidos en
el artículo Estados Unidos se opone al plan de la Organización de las Naciones Unidas para combatir
la obesidad:

Cuando la mayoría de la gente piensa en sustancias adictivas, normalmente se imagina drogas, alcohol o tabaco. Pero, ¿se considera la comida una sustancia adictiva?

El doctor Saba Afzal, psiquiatra del Ocean Medical Center de Hackensack Meridian Health (Estados Unidos), considera que la adicción a la comida es una adicción conductual similar al juego, las compras o la adicción a Internet, ya que son adicciones en las que una persona está preocupada por un determinado comportamiento. “Las partes del cerebro activadas por las drogas también pueden ser activadas por algunos alimentos, en particular por los alimentos ricos en grasas, azúcar o sal”, explicó.

El experto afirma que las personas que muestran signos de adicción a la comida poseen una mayor tolerancia a los alimentos: cuanto más comen, más necesitan mantenerse satisfechas y se sienten menos llenas con el tiempo.

Asimismo, Afzal señala que no existe una solución fácil para cualquier adicción, incluyendo la comida, pero existen programas de tratamiento disponibles, que abarcan asesoría, grupos de apoyo y posiblemente medicamentos, según el caso. “El objetivo de cualquier tratamiento para la adicción a la comida no es solo tratar el comportamiento adictivo en sí, sino también abordar otros problemas coexistentes o subyacentes como la baja autoestima, la ansiedad y la depresión”, subrayó.

Por ello, aquí te mencionamos algunas señales de que puedes sufrir adicción a la comida:

  1. Tienes una alta tolerancia a la comida; comes más y más solo para sentirte menos satisfecho con la comida.
  2. Continúas comiendo en exceso pese a las consecuencias negativas como el aumento de peso.
  3. Tienes problemas para dejar de comer en exceso.
  4. Terminas comiendo más de lo que planeaste.
  5. Sigues comiendo incluso si ya no tienes hambre.
  6. Sueles comer hasta el punto de sentirte enfermo.
  7. Haces todo lo posible para obtener ciertos alimentos.

RECUERDA: Si muestras alguna de estas señales, acércate a un médico, un especialista en nutrición y un profesional de la salud mental, pues tales conductas podrían también ser producto de una condición subyacente que debe ser descartada.


Cuadro 19-1. Cuestionario de conductas adictivas Sí No

  1. ¿Experimenta un impulso o ansia por llevar a cabo las conductas
    problemáticas?
  2. ¿Siente una pérdida de control sobre esas conductas?
  3. ¿Está preocupado y piensa de manera constante en ellas?
  4. ¿Puede utilizar esas conductas para reducir la ansiedad y evadirse de
    emociones negativas?
  5. ¿Niega la importancia del problema?
  6. ¿Intenta guardarlo en secreto?
  7. ¿Persiste en esa conducta, pese a sus efectos adversos?
    • ¿A menudo hace intentos repetidos e infructuosos para dejarla?
      Aspectos psicológicos y psiquiátricos de la obesidad
      William Steiger, asistente especial del Ministerio de la Salud y Servicios Humanos de
      Estados Unidos, le envió una carta a la ONU en la que daba constancia de la oposición
      de Estados Unidos. La carta puso en tela de juicio toda la base científi ca del informe de
      la OMS. Negó que las empresas alimenticias hubieran creado la demanda de alimentos
      nocivos, sobre todo por medio de publicidad dirigida a niños. Y también se opuso a que
      se mencionaran en concreto los alimentos que contienen niveles altos de grasa, sal y azúcar.
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