hambre es, muchas veces, ganas de comer. Las ganas de comer son, en muchos casos, deseos de
otra cosa.
La dieta es una pequeña parte de un plan integral. Consumiendo pocas calorías, quemamos grasas y
sentimos saciedad. Cuando nos sentimos saciados, podemos pensar con tranquilidad. La tranquilidad nos
permite cortar con la comida.
Si cortamos con la comida, podemos adelgazar. Cuando adelgazamos, empezamos a trabajar con los
hábitos. Si cambiamos los hábitos, podemos mantener la delgadez.
Estar delgados es más saludable. Con menos kilos, vivimos más. Para esto usar herramientas simples
La impulsividad me lleva a consumir en forma ocasional cuando necesito algo inmediato que me
sostenga. Si reitero esa conducta con frecuencia, el impulso se transforma en compulsión y, enseguida,
irrumpe el descontrol. Entro, entonces, en un circuito de consumo continuo que se caracteriza por la
cronicidad, la repetición y la negación.
La insensatez gobierna mis actos, y mi único objetivo es fugarme de la realidad. La consecuencia es la
pérdida de alternativas. Con respecto a la estimulación de los centros de placer, tanto la dopamina como
la serotonina ( importante medirla en sangre ) son los neurotransmisores que regulan los centros de
motivación y recompensa, por lo tanto, la deficiencia en su acción puede perpetuar conductas patológicas
de alimentación esto es uno de los fundamentos del tratamiento PIME

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